Jesús decía:
"Que tu sí sea un sí, y que tu no sea no".
Cuando el guerrero asume una responsabilidad, mantiene su palabra.
Los que prometen y no cumplen, pierden el respeto hacia sí mismos, se avergüenzan de sus actos. La vida de estas personas consiste en huir; ellas gastan mucho más energía dando una serie de disculpas para deshonrar lo que dijeron, que la que usa el guerrero de la luz para mantener sus compromisos.
A veces él también asume una responsabilidad tonta, que derivará en su prejuicio. No volverá a repetir esa actitud, pero, aun así, cumple con honor lo que dijo y paga el precio de su impulsividad.
Creo que todos en algún momento de nuestra existencia nos hemos encontrado en esta situación, su servidor, en más de una, vinieron a mi mente un sin fin de imágenes y sucesos, lo increíble es que en su mayoría fueron momentos en los cuales tuve que tomar una decisión de un rumbo profesional o amoroso, así es, recuerdo cuantas veces dije si a una relación solo por el hecho de no sentirme solo, cuantas veces tome un camino profesional solo por el hecho del reconocimiento, o la supuesta fama, o cuantas veces dije no te amo para vengarme y dañar a alguien, los desenlaces siempre fueron los mismos: Caos, depresión, sufrimiento, vacío...
De ese modo asumí el precio de mi impulsividad cada vez, el punto creo yo es que no solo es asumir las consecuencias, si no que antes de decir SI o NO se conecte con el amor Divino, con el ser espiritual que somos y que visualicemos a las personas y a las circunstancias como lo que son en esencia: Seres divinos y situaciones divinas, de ese modo podremos evitar dañar o ser dañados por esos arranques de impulsividad, cuando la humanidad en realidad se "conecte" a todo lo que le rodea, será entonces como las parvadas de hermosas aves remontando el cielo en perfecta sincronía, protegiéndose, amándose, pero sobre todo respetando el aire que surcan, y respetando su propia existencia, y así llegar a casa, llegar a ese oasis de paz interior...
"Que tu sí sea un sí, y que tu no sea no".
Cuando el guerrero asume una responsabilidad, mantiene su palabra.
Los que prometen y no cumplen, pierden el respeto hacia sí mismos, se avergüenzan de sus actos. La vida de estas personas consiste en huir; ellas gastan mucho más energía dando una serie de disculpas para deshonrar lo que dijeron, que la que usa el guerrero de la luz para mantener sus compromisos.
A veces él también asume una responsabilidad tonta, que derivará en su prejuicio. No volverá a repetir esa actitud, pero, aun así, cumple con honor lo que dijo y paga el precio de su impulsividad.
Creo que todos en algún momento de nuestra existencia nos hemos encontrado en esta situación, su servidor, en más de una, vinieron a mi mente un sin fin de imágenes y sucesos, lo increíble es que en su mayoría fueron momentos en los cuales tuve que tomar una decisión de un rumbo profesional o amoroso, así es, recuerdo cuantas veces dije si a una relación solo por el hecho de no sentirme solo, cuantas veces tome un camino profesional solo por el hecho del reconocimiento, o la supuesta fama, o cuantas veces dije no te amo para vengarme y dañar a alguien, los desenlaces siempre fueron los mismos: Caos, depresión, sufrimiento, vacío...
De ese modo asumí el precio de mi impulsividad cada vez, el punto creo yo es que no solo es asumir las consecuencias, si no que antes de decir SI o NO se conecte con el amor Divino, con el ser espiritual que somos y que visualicemos a las personas y a las circunstancias como lo que son en esencia: Seres divinos y situaciones divinas, de ese modo podremos evitar dañar o ser dañados por esos arranques de impulsividad, cuando la humanidad en realidad se "conecte" a todo lo que le rodea, será entonces como las parvadas de hermosas aves remontando el cielo en perfecta sincronía, protegiéndose, amándose, pero sobre todo respetando el aire que surcan, y respetando su propia existencia, y así llegar a casa, llegar a ese oasis de paz interior...
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